lunes, 29 de marzo de 2010

La Despedida de Lucrecia

Abro poco a poco mis ojos buscando encontrar una señal que me ayude a recordar dónde estoy. Observo todo a mí alrededor y voy detallando la habitación donde me encuentro, la cual esta totalmente vestida de blanco y en perfecto silencio. Volteo mi rostro y contemplo mi brazo conectado a millones de cables que salen de un aparato algo extraño, me toco el rostro y lo siento lleno de arrugas y unos cuantos años. Trato de seguir contemplando el lugar en el cual me encuentro y descubro una ventana semiabierta. A través de ella logra penetrar un poco de luz solar además del sonido de la paz que se reincorpora poco a poco. Observo al día despertar conmigo y ahí quedo sumergida entre sus ojos, no es sino hasta unos minutos después cuando entra alguien a la habitación.

-Buenos Días, Amiga Lucrecia!! ¿Cómo amaneces hoy? ¿Por qué noto en ti esa pequeña mirada triste?... ¿No me piensas responder?
-Lucrecia mira el cielo está hermoso, las nubes están llenas de vida y la brisa es muy fresca. Lucrecia, Lucrecia!!
Le levanto la mano a Lucrecia y esta como un témpano de hielo, observo el monitor de signos vitales y no tiene vida. – ¿Lucrecia qué sucede, qué te paso?-
Observo el cielo y de repente el día se ha hecho noche, los pájaros asombrados se asoman a la ventana a verte partir y aquí entre mis brazos decides irte amiga Lucrecia, escondiendo tus secretos y tristezas, tus miradas y sorpresas.

Cuando recuerdo a la enfermera, Cristal, evoco esas sonrisas y esas miradas tan especiales que día a día ella me regalaba. Recuerdo que ella me cuidaba de forma especial y única, así como nadie de mi escasa familia nunca, de los 3 meses que estuve aquí, llego a hacer por mí. Recuerdo que un día mientras yo me sumergía en mí silencio y mí soledad, ella me miraba fijamente como respondiéndome todas esas preguntas que a diario yo debía hacerle pero que nunca las hice. ¿Me quieres Cristal? ¿Me miras a mí Cristal? ¿Realmente miras mi alma o simplemente me miras?

Antes de que yo entrara a la habitación, había pensado en Lucrecia detenidamente y en el hecho de que sentía un inmenso cariño hacia esa señora tan especial. De manera inexplicable se había creado un lazo muy fuerte hacia ella que me hacia preocuparme por saber realmente que escondía ese silencio suyo, que escondía ese cofre de madera que ella siempre aferraba junto a su regazo al dormir. Lucrecia llevaba 3 meses hospitalizada debido a que un buen día su corazón decidió detenerse sorprendiendo a la solitaria dama, pero por suerte su ama de llaves estuvo ahí.
Habían pasado 3 largos meses y era curioso que yo nunca había conocido a ningún amigo o familiar de ella, excepto por una vez…

Sus constantes atenciones y su cariño nunca dejaron de sentirse en esta habitación a ninguna hora ni en ningún día ni siquiera aquella vez que recuerdo como si fuese ayer, Cristal se asomaba a la puerta, yo estaba semidormida, y junto a mi yacía el guardián de mis recuerdos. Ella abusivamente había tomado mi cofre para retirarlo de mí regazo y sin querer ocasionó que se deslizara la foto de mi pasado. Repaso cada detalle y se viene a mi mente el momento de angustia que viví al llevarme aquel susto, que casi provoca que mi corazón se detuviera otra vez. Recuerdo que Cristal al ver la imagen de mi boda, se atrevió a preguntarme por mi vida, por mi familia y hasta mi niñez.

-¿Lucrecia quien es él? ¡Es muy Guapo!... ¿Lucrecia?-
De nada bastaba que yo quisiera tanto a esa mujer, a esa loca señora, puesto que ella cada día buscaba encerrarse más y mas en su cofre de madera, observando a la ventana y sin llegar a responderme nada. A veces me sorprendía cuando pronunciaba las pocas palabras que eran suficientes para vivir, pero sólo ese día, que le devolví su foto, la vi sonreír. Fue como si mientras que yo hablaba de su hermoso acompañante, ella recordara o sintiera que él estaba ahí junto a ella, en la habitación blanca, silenciosa y vacía.
Ahora que noto que mi amiga Lucrecia ha cerrado sus ojos rotundamente, me atrevo a tomar nuevamente su tan anhelado cofre y a buscar en él sus emociones, su vida. Me siento como si con él pudiera encontrar, muy en el fondo, su corazón. Me acomodo junto a la ventana que ella tantas veces admiraba, observo a los grandes árboles que la adornan y a los pájaros detenidamente, es justo en ese instante cuando observo algo maravillada.

Hoy decido que no puedo hacerme la dormida porque realmente ya estoy dormitada, estoy dormida para siempre y a la vez estoy aquí sentada, junto a Cristal viendo como observa mi cofre sin siquiera abrirlo y como mira a través de la ventana. Trato de asomarme y encontrar eso que la tiene tan asombrada en esta alborada poco cálida. Me detengo junto al vidrio y veo a los árboles, mis fieles amigos, danzando sin cesar; veo los pájaros cantando sutilmente y que se mueven de rama en rama como bailando, como la gente. Las flores de los árboles invaden el aire y dan muchas piruetas hasta tocar el suelo, todo parece una fiesta de la naturaleza, todo parece despedirse de mí al estilo de una condesa.
Cristal decide tomar mi cofre y baja corriendo hasta el lugar donde los árboles bailan y los pájaros cantan. Le dedico una mirada de reproche, aun sabiendo que no la verá, cuando la veo contonearse con mi cofre y conmigo a su lado. Decido bajar hasta donde esta ella para oír lo que oye, para mirar lo que mira.

Llego con el cofre entre mis manos y cuando me acerco a el árbol mas grande, frondoso y viejo de todo el lugar siento inmensas deseos de abrazarlo; lo abrazo fuertemente colocando el cofre entre los dos e imaginando que es a ella, Lucrecia, a quien veo y abrazo, a quien huelo y le sonrío. Miro hacia el cielo y veo como caen estrellas de flores justo a mí alrededor, tocan mis cabellos y rozan mis mejillas. Decido inmediatamente añadirme al movimiento de la tierra y trato de seguir el paso de la naturaleza. Bailo, brinco, grito y lloro.
Abro el cofre y encuentro unas cuantas cartas, unas cuantas fotos y unas cuantas flores. Lanzo todo al aire y mi cuerpo gira y gira como danzando sin parar bajo el ritmo de un ritual de despedida que entre los árboles, los recuerdos de Lucrecia y yo, hemos decidido bailar. Mis ojos sorpresivamente se ven invadidos por gruesas lágrimas que recorren mis pómulos, mi cuerpo se ve interrumpido por mi mente que se detiene a pensar y a sentir que ella esta en este lugar.

Efectivamente escucho los latidos de su corazón y oigo todos los más hermosos sonidos del mundo. Oigo también como Cristal llora y como piensa en despedirse de mí. Es ahí cuando reparo a entender que en su mundo y en su vida yo fui alguien especial. Luego lamento por unos minutos no haber podido hablarle ni abrazarle nunca como ella ha hecho en este día con el árbol. Toco sus manos muy suavemente y le susurro al oído: -¡Gracias, Cristal!- Inmediatamente observo como se dibuja una sonrisa en su rostro y como caen mas de esas gotas, de sus ojos. De alguna manera se que ella ha sentido todo el amor que yo en este instante de magia he vivido. Me volteo y veo una pequeña luz detrás del árbol, camino hacia ella y antes de tocarla giro y volteo casi por última vez, como buscando ser vista por esos ojos que me cuidaban y que me amaban.

-¡Adiós Lucrecia Sánchez! , Que el nuevo mundo brille para ti- Dirijo mi última mirada hacia el árbol y le sonrío, sabiendo que ella me mira desde ahí. Recojo cada foto, cada cosa y cierro el cofre, me siento por unos instantes delante del árbol y lo dejo todo ahí.

La Casa del Arcoiris

Llegue a la carpa azul y gigante y me quede observando sus largas proporciones. Caminé hasta ella y deslice una de sus paredes y logré entrar a la carpa viviente. Cuando me encontré adentro se vislumbraron unos 200 asientos en forma circular que cumplían la regla de los colores del Arcoiris puesto que cada fila llevaba un color y luego se juntaba con otro como en espiral formando un arco de asientos coloridos. Llegue y me senté en uno los bancos de color verde, recosté mi cabeza hacia atrás y me quede mirando el techo, cual hermoso era ese techo de lona, pintado de un azul casi negro y con brillantes estrellas blancas que daban la sensación de estar siempre de noche viendo al cielo. Me levanté y camine hacia el centro y ahí pude observar una caja, algo pequeña y de color marrón, que quizás servia de tarima para alguna cosa. Vi también unas pelotas que me llegaban al ombligo y que tenían una estrella en el centro, cada pelota era de diferentes colores pero la estrella era la misma, era blanca.
A los minutos escuche un sonido algo tenebroso que se escondía detrás de una de las paredes de aquella casa de lona, fui detrás de su telón y encontré una jaula espeluznante que resguardaba a un inmenso animal peludo, de color marrón, que mostraba sus dientes punzantes y que me miraba con inmensas ganas de devorarme, por un momento pensé que me desmayaría pero luego sonó una trompeta, una risas, unas voces e inmediatamente aparecieron pequeños hombrecitos y mujeres pintados de todos los colores posibles y con trajecitos muy ajustados. Llevaban cuerdas, malabares, pinturas, pelucas y sombreros.
Me devolví al centro de la casa, donde había dejado la cajita marrón y ahí estaba un hombre de mediana estatura, con unos cabellos de colores que se pisaban con un enorme sombrero negro, una corbata larguísima, unos zapatos inmensos y una nariz tan roja como un tomate, gritando: “Bienvenidos, Bienvenidos”. Me senté en una de las butacas a presenciar el espectáculo y me quedé dormido. Me desperté algo exaltado y sentado en el carro de mi madre, estaba viendo por la ventana hacia donde nos dirigíamos y me di cuenta que en mi mano estaba un viejo boleto y una pelota.

sábado, 20 de marzo de 2010

El Éxtasis de Nuestro Encuentro


Entro a la habitación de al lado y encuentro a mi dulce amiga Samantha, al fin está sola. Le doy un cordial saludo y un gran abrazo, la tomo entre mis manos y le dedico una sonrisa prolongada, es ahí cuando de repente mis dedos parecen imanes unidos entre si que luchan poco a poco por buscar tocarse y atarse alrededor de su suave cuello. Sus cabellos son tan blancos y mansos como el algodón y entre ellos mis manos se pierden de vista. Ella, mientras desesperadamente mueve todas sus extremidades, paraliza progresivamente sus ojos y yo los veo pidiéndome clemencia y salvación, pero mi placer es tan grande que no siento remordimiento alguno, sólo sé que muy pronto acabará mi desesperación.
Siento poco a poco en mis dedos como su cuello se calienta y se fractura y como su sangre late mientras recorre rápidamente su cuerpo, buscando un milagro o quizás aceptando el destino que yo le acabo de imponer.
Mis manos empiezan a tornarse algo rojizas y siento que ya no puedo detener la presión que ejerzo sobre mi amada Samantha. No siento miedo alguno de las consecuencias de mis acciones, sólo deseo terminar sonriendo.
Llegado el momento en que su pecho deja de inhalar, se dibuja una mueca en mi rostro y repito dulcemente, con una sonrisa fugaz -Adiós mi amada Samantha, Adiós hasta nunca jamás.
Mientras transcurren los minutos finales de este encuentro, le comento a ella que nunca quise lastimarla solo quise buscar la manera silenciosa y posible de acabar con sus maullidos, sus bolas de pelos regadas por la casa, sus constantes contoneos por debajo de mis piernas y sus visitas nocturnas a mi cocina donde se daba a la tarea de lamer mis platos, mis ollas y mis vasos.

Una Rosa de Estrellas


Desperté esta mañana calurosa del mes de Febrero y pensé que todo el transcurso del día sería horrible, ya de por si me encontraba algo estresada entre exámenes que presentar y exámenes que corregir. Miro el reloj y veo que indica el tiempo exacto, como todos los días, 5:00 am… Vuelvo a revisar y ya han pasado 17 minutos y todavía me encuentro en la habitación buscando cualquier cosa. Abro la puerta de mi casa, para irme corriendo hacia la parada donde debo tomar al autobús y, me encuentro con una cosa extraña, la tomo entre mis manos y me hace detener cada minuto del tiempo. Es tan hermosa que no puedo entender como está entre mis dedos. Es una rosa de muchos colores hecha con millones de estrellas y cada una de ellas esta exactamente medida y distribuida.

Se vuelve a detener el tiempo de mi reloj por unos largos segundos mientras abro una pequeña nota que mi rosa de estrellas traía consigo:

“Para ti que cada día sueñas con estrellas y flores.
Para ti que el tiempo es un mar de colores ”

Atte. El creador de Rosas!

Mi asombro ante estas pocas letras es definitivamente grande, cómo alguien podría saber sobre las cosas que realmente sueño. Guardo mi nota y prosigo con el trayecto que ha sido programado por años de inmensa rutina.

Como cosa extraña el día pasa súper lento y yo me la paso todo el día pensando en él, mi creador de rosas llenas de estrellas. Cómo serás y dónde estarás metido me pregunto, mientras suspiro al imaginarme siquiera si algún día podríamos conocernos y contarte todos los sueños hermosos que tengo sobre las estrellas y las flores juntas, cosa que muchas veces la gente común no logra imaginarse, pero que tu y yo si lo hacemos. Ya llegó la noche y ni cuenta me di por estar soñando de nuevo y por estar pensando en ti, misterioso creador, miro por tercera vez el reloj que se encuentra en mi habitación y observo la hora 9:59 pm ya falta un minuto para irme a dormir, mientras pasa ese minuto, me asomo en mi ventana y miro al cielo y me pregunto si acaso miras desde dónde estas, todo eso que yo veo desde aquí. Todo ese universo esplendido dibujado para mí.

Amanecen cantando los pocos pájaros que están en mi ventana y con ellos se despierta la posibilidad de la aventura y del conocimiento. Hoy es un día que se que transcurrirá muy rápido y fugaz sin darme tiempo a pensar en nada ni en nadie. Busco desesperadamente algo en la puerta de mi casa y sorpresivamente no hay nada. ¿Nada otra vez? Ya llevo una semana entera buscando y buscando sin nada que encontrar de ese regalo que día tras día sueño tropezar, afligida y algo consternada, repito para mis adentros - Cómo es posible que te olvides de mí, Creador de Rosas, si hace días con una hermosa estrella, mis sueños se despertaron y al fin pensé que alguien recordaba que yo estaba aquí, pero ahora ya no hay nada, solo vacío y hojas secas frente a mi puerta- Mi decepción crece mientras paso el cerrojo de la puerta y pienso detenidamente que quizás fue una confusión o que el supuesto creador de las rosas se equivoco de puerta.

Mientras transcurre el día, establezco que para mí parece que el mundo esta girando de cabezas y lo peor es que no entiendo absolutamente nada. Aquel inventor de mis flores, aquel que parecía alguien cronometrado y dedicado, totalmente hecho para mí, ha escapado entre los días y yo no se como deba encontrarlo.
Llegada la noche me acuesto a dormir sin mirar el reloj, la ventana, las estrellas, nada, puesto que de alguna forma pienso en hacerle sentir o llegar a él mi tristeza por su ausencia injustificada.

Nuevamente suena el despertador y veo que ya es viernes, se dibuja una sonrisa en mi rostro al pensar que en tan solo unas doce horas, mi día y sus dilemas van a cesar para darle espacio a mis descansos y a mis lecturas. Realizo mis actividades como todos los días y me dispongo a abrir la puerta de mi casa para irme a la universidad, abro silenciosamente la cerradura y al empujar la puerta, mi asombro crece al encontrarme ante un inmenso ramo de flores hechas nuevamente de millones de estrellas, pero esta vez las flores son mas grandes y mas coloridas a parte de que casi tapan el umbral de mi puerta. ¡Que locura! Es lo primero que pienso, ya había olvidado estas sorpresas al despertar. Miro hacia todos los lados creyendo que alguien escucha lo que pienso y me pregunto como él sabe que su ausencia en los días anteriores me llenaba de tristeza y de soledad. Mi boca no deja de sonreírle a las rosas y en mi inmensa admiración les doy un beso a cada una, sumerjo mi nariz y mis ojos en sus brazos y encuentro el olor mas hermoso que las flores pueden tener, sus colores me enamoran puesto que son tan brillantes y diferentes que me siento sumergida dentro de un inmenso arco iris. No puedo creer que de nuevo este inventor de sueños se convierta en el compositor que construye melodías armoniosas de sentimientos en mí.
Busco (entre las rosas) la nota correspondiente a este día y me sorprende la dimensión de la carta ante el ramo de botones de colores, la nota parece tan pequeña como la primera vez, y ahí entre mis manos dudo sobre si abrirla o no para no estropear el transcurso del día, sinceramente siento miedo de lo que puede decir, la guardo en mi bolsillo y recojo las rosas.

Transcurre todo el día sin ninguna novedad y no me decido a abrir la carta sino que apenas llego a mi habitación la escondo de mi misma en un cofre de madera donde suelo guardar fotos, papeles, hojas de árboles, conchas de mar y todo lo que sea especial para mí. Ahí entre esas cosas la nota toma mas importancia para mi mente pero la dejo esconderse para no romper con la visión que tengo de él o quizás por que se que cuando alguien te envía tantas flores es para disculparse o despedirse.

Son las 2:00 am me levanto y ya mis dudas no pueden mas con la desesperación que siento, pienso que fui una tonta al no leer la nota, corro y la busco entre las cosas donde fue guardada y entre la poca luz de luna que se sumerge por la ventana, leo las pocas palabras que esconde:

“Rosas y Estrellas para ti porque para mí solo importa la Arquitectura de tus Sueños y ellos no son mas que la expresión de la naturaleza en su máxima locura por el amor que siento hacia ti!”

Quisiera verte mañana, junto al lago que visitas cada sábado.

Atte. El creador de Rosas! (M. V)

¡Amor! Esas son sus palabras hacia mí y yo como una tonta pensando en despedida. Pero cómo puede amarme sin tan sólo me conoce a través de lo que dice, a través de mis sueños. Pero cómo puede saber tanto de mí... Cierro porco a poco mis ojos y espero con ansias la llegada del nuevo sol y del nuevo día. Tan solo cuando ya estaba a punto de dormir me levanto de un brinco y pienso en esas iniciales, M. V, al fin coloca su nombre aunque yo no pueda entenderlo, entonces ¿será cierto todo eso que profesa hacia mi?
Dudo por unos instantes y revuela entre mi mente esa palabra escondida, ¡Amor!, volteo sigilosamente y descubro a la luna observando mi carta y es ahí cuando siento como si los años, siglos y horas, se unen con mi realidad y mí tiempo. Entonces me levanto y guardo nuevamente en mi cofre del tesoro aquellas melodías de un soñador de luna. Finalmente decido irme a soñar y a dormir.

Miro el tic tac del reloj y ya son las 6:53 pm, me como un bocadillo corriendo para llegar puntualmente a la cita, que sin yo haber confirmado él decidió implantar pero a la cual estoy evidentemente dispuesta a ir.

Mis manos tiemblan y mis cachetes deben estar sonrojados ante la impresión que daré o que me darán, pienso si debí o no asistir a este lugar pero ya es muy tarde porque se que en unos minutos el estará aquí. Me recuesto de un árbol al que siempre abrazo cuando estoy por aquí, saco de mi mochila unos dibujos que un amigo me ha regalado esta mañana sobre el hombre de Vitruvio creado por Leonardo da Vinci, observo detenidamente sus medidas y encuentro que es algo hermoso inspirado en lo antiguo pero aun así resulta moderno para cualquier época. Según quien me lo regaló dice que es perfecto para mí porque siempre he sido muy puntual y numérica, debido a que a todo le busco la medida o la dimensión correcta. Mientras observo lo hermoso del dibujo y comparo las manos, los pies, el cuello y como cada dimensión del ser humano llega a encajar exactamente dentro del cuadrado que Da Vinci ha dibujado, siento como viene a mi mente una pequeña palabra “Arquitectura”, siempre he sabido que los arquitectos son las personas mas meticulosas con respeto a las medidas y las proporciones y al ver este cuadro de Da Vinci pienso que tuvo que estar inspirado en las visiones arquitectónicas de alguien y a su vez en la naturaleza de la humanidad. De repente vienen a mi mente las palabras: ARQUITECTO Y HUMANIDAD, dos expresiones que inmediatamente me hacen alusión a él, el fulano creador de estrellas.

Me detengo y pienso que estoy tan nerviosa por conocerlo que ahora quiero encontrar en cada cosa que veo una señal acerca de mi admirador secreto. ¿Admirador Secreto? Ese es un punto que ni siquiera se porque lo pienso si nunca he sabido que desea él ser realmente, quizás sea un amigo o admirador secreto o simplemente nada… De repente de forma puntual siento las pisadas de alguien detrás de mi, se detiene y escucho su voz diciendo -Lo que contemplas siempre ha sido la verdad, mi querida Azucena- al pronunciar mi nombre siento como la sangre es bombeada mas fuerte desde mi corazón a mi venas, sabe mi nombre, sabe lo que pienso y yo solo se que su nombre tiene una M y una V.
-No sientas temor de encontrar en ese dibujo la verdad de quien soy- cuando oigo lo que a mis espaldas él pronuncia, determino a que se refiere al hombre de Vitrubio y es ahí cuando inmediatamente mis ojos se exaltan, será un fanático admirador de Da Vinci o será mi amigo que yace detrás escondido. Observo por un instante el título de la obra “El hombre de Vitruvio”, Vitruvio tiene esa V y Da Vinci también, entonces trato de traer a mi memoria la primera inicial de la carta y de esa forma desenmascarar a mi arquitecto de sueños.
Cuando al fin recuerdo la primera inicial de su nombre, le grito, mientras me volteo rápidamente:

-ERES ¡MARCO VITRUBIO! TE DESCUBRÍ –

Inmediatamente que grite lo supe, porque hace unos días un amigo me estuvo hablando acerca de cómo Marcos Vitrubio había inspirado a Da Vinci y como Vitrubio, Vitrubio, Vitrubiooo… Esas fueron las ultimas palabras que recuerdo, luego de haberme desmayado, solo se que desperté en los brazos de un hombre algo mayor para mí, de una sabiduría muy bien expresada en su rostro y con una sonrisa encantadora que hizo que mis manos temblarán desenfrenadas.

Marcos me sostuvo largo rato en sus manos y me dijo -Buen susto que me diste mi amada - Yo anonada ante la presencia de Marco Vitrubio solo sonreía y le respondía -Lo siento muchísimo, no se que me sucedió- Él me tomo entre sus brazos y dándome un fuerte abrazo, que juraría que duro toda una eternidad, me llevo de la mano hacia el lago azul donde los patos danzaban y me dijo -Siempre admire esa creatividad tuya y siempre me gusto ver desde mi ventana como eternamente te despertabas a la misma hora, como te dormías constantemente a la misma hora, todo tan bien calculado, pero sin dejar ni siquiera un día de mirar a las estrellas. Te pareces mucho a mí, de hecho podría jurar que eres mi alma gemela secuestrada por la novedad y modernidad de esta era- Yo sonrojada y sin decir nada lo abrace de nuevo, sabiendo que él era esa persona que el cielo me regalaba aunque fuese por un instante, para sentirme especial y constructora de sueños.

Luego de que el tiempo se hiciera eterno entre nuestros brazos le dije
-Gracias por las Rosas han sido muy hermosas, pero no entiendo que sucedió toda esta semana, no es que esperara muchas cosas o pocas, tan solo una nota y nada mas- Él con una expresión de seriedad en su rostro me respondió -Existe algo que no comprendes, solo puedo estar junto a ti por las noches, cuando el tiempo se hace eterno y cuando mi nombre existe entre tus sueños. En esos días decidí regalarte una hermosa estrella únicamente para ti, para que me recordaras siempre y me miraras justo ahí. Pero no apareciste junto a la ventana, aunque igual te espere y ella a ti- En seguida de que me dijera esas palabras, le pregunte que a quien mas se refería, a lo que el concretamente me dijo: -Construí una estrella con el nombre de Estrella Princeps, debido a que en Romano significa lo que tu eres para mi, “Mi Principal Estrella”. Ella está al frente de tu portal nocturno y estará siempre ahí- Al pronunciar esas palabras quise besarlo por la hermosura con que sus labios pronunciaban el nombre de mi estrella.
Vitrubio debió darse cuenta de ello puesto que poco a poco se acerco hacia mi rostro y yo un tanto nerviosa me concentraba en sus ojos, trataba de no desviar mi mirada y mantenerla fija entre sus pupilas para no aparentar temor ni vergüenza. Sin embargo, el momento en que nuestros labios se tocaron llego de imprevisto. Sus besos sabían a miel y sus labios se enredaban entre los míos como buscando mantenerse atados a mi por siempre. Sus manos acariciaban mis cabellos y podía sentir su palpitar muy cerca del mío. No se cuanto tiempo paso pero fue un beso lleno magia y colores y con el, nuestro cielo desato la lluvia.

Llovía despacio y suavemente, el cielo se tornaba gris y podíamos observar los pájaros esconderse, sin embargo nosotros nos sentíamos felices de ser tocados por la lluvia y de poder refugiarnos entre nuestros besos y abrazos.

De repente me imagine que en el cielo nocturno donde se mostraban las nubes grises, existía un pozo o una maquina que distribuía el agua a través del bosque. Inmediatamente en el rostro de Marcos se dibujo una mueca graciosa y fue ahí cuando me comento que al igual que yo, él pensaba que existía una especie de RUEDA HIDRAULICA que buscaba suministrar agua a todos los espacios donde llovía. De hecho él se encontraba creando una replica de lo que imaginaba y estaba probándola en su mundo.

Cuando escuche esa palabra, “su mundo”, me detuve a preguntarle a que mundo se refería y el prosiguió a contestarme: - Existe una época, una era, un instante donde tengo permitido estar junto a ti por que es de noche y porque es en ese momento cuando los sentimientos son puros y sinceros y cuando TÚ me has dejado estar junto a ti. Mi mundo se refiere a mi vida, a mis ideas, mis sueños y aunque el tiempo quizás no nos favorezca, tú puedes mirar cada noche al cielo y construir tu mundo junto a las estrellas, junto a los peces, junto a los árboles, donde tú creas que debes o quieres construir tu verdadero hogar. Recuerda que desde ahí te observo y te espero solo a ti- Al terminar de decir eso sus palabras se entrecortaron y yo solo pude mirarlo desconcertada pero agradecida por la explicación. Me sentí tan identificada con sus ojos, con sus manos, con su pelo que aunque sea de un color muy diferente al mío conserva la suavidad del algodón y la seda.

En ese instante intente decir algo mas pero Vitrubio sostuvo mis manos y me sonrió como diciendo que nunca se iría de mi lado, pero cuando traté de entender la verdadera realidad del asunto que a él lo afligía, toque sus labios y luego su corazón y sentí que latía al mismo ritmo que el mío, en ese preciso segundo aprecié realmente que somos verdaderos y que existimos aunque sea en un mundo de sueños nocturnos. Fue en ese momento tan silencioso cuando le respondí: -Somos iguales aunque existamos en momentos diferentes o cuando los años en nuestros mundos hayan pasado con relojes desiguales- Él se quedo contemplando mi mirada y así el silencio nuevamente se adueño de nosotros, determinando que para él esto había sido mas que un encuentro y que para mi había sido mas que una rosa de estrellas.

Despierto con la alarma del celular y miro la hora 5:27 am, busco entre la poca luz del lugar algo que me identifique donde estoy, lo busco a él y me doy cuenta de que es la misma mañana calurosa del mes Febrero y que realmente me he quedado dormida en mi habitación, entre las sabanas, las hojas, los dibujos y lo sueños.