lunes, 28 de noviembre de 2016

Epifanía



..... Espacio... silencio... teclas... números... letras... espacio... la brisa... teclas... murmullos... teclas... agitación.. tú... recuerdos... dudas... teclas...teclas...teclas...

Comienzo a volar, cierro los ojos y poco a poco comienzo a danzar sobre la pista celestial que había dejado tiempo atrás. No sigo ningún ritmo pero la música es suave; deleita y agita los latidos de mi corazón.

Comienzo a danzar sin miedo ni límite superficial; sigo dando mil vueltas con los ojos cerrados, confiando en cada paso y en cada movimiento acelerado de mis dedos, mientras ellos se mueven hacia ti.

Comienza la búsqueda implacable de sumergirnos en un solo mar, y yo comienzo a danzar entre los peces. Voy tocando puramente la suave textura de tus palabras, la piel se vuelve sincera y se deja influenciar por el exceso de emociones. No hay explicación ni creación estructurada, sólo somos nosotros maquinando las palabras que saldrán. Los acentos, los espacios, los colores, las estrellas; sólo somos nosotros comenzando a recrear.

Me acompañan las notas silenciosas de tu roce, de tu encuentro repentino e inesperado. Me tomas a la fuerza, me giras a tu entorno y retuerces el contexto más honesto que encontramos, estando hoy de frente.

El reducido espacio se vuelve casi gris y el ansiado encuentro, se convierte en beso y melodía.

Nos miramos de reojo, pero sentimos la enorme atracción piramidal que hay entre tú silueta y la mía. No consigo mantener la tácita conexión para tus oraciones y mis pensamientos, sólo sé que hay dos emociones salvajes y desenfrenadas buscando conectarse, nuevamente, a través de los impulsos verbales.

No logro concentrar mi mirada en ningún otro objeto que no seas tú. Ni logro colocar prioridades mientras nuestro encuentro dure mucho o poco, pero sí lo suficiente como para volver a sonreír y reencontrarnos.

Voy abriendo mis sentidos hacia ti, mientras mis tensiones desaparecen y mis pepas de luz se vuelven más tuyas que de nadie. Sigo tocando bruscamente tus pedazos y armo con ellos cada gota de oración, cada centímetro de pensamiento.

He sumergido estos deseos enormes de encontrarnos nuevamente así, de frente, y sin ninguna otra palabra que decir más que todas aquellas que nos hemos dicho aquí.

De repente, sin aviso y sin notarlo, hemos encontrado poco a poco el instante conveniente, para sentarnos juntos y encajar nuestros cuerpos; en el espacio suficientemente dócil para  lograr convivir.

Somos canto, poema, novela y tonada.
Somos silencio, letras, pájaros y luces encontradas.

La brisa no se detiene, sigue sonando ese ruido en la ventana.

Somos Teclas, encuentros, teclas, espacios y miradas...

....!

ESTA 

ETAPA 

DE 

MI 

VIDA 

SE 

LLAMA:


¡VOLVER A COMENZAR!